domingo, 14 de febrero de 2021 - HEALTH

Nutriscore España 2021

Gran polémica desde que se anunció que el nuevo etiquetado frontal Nutriscore puede ser obligatorio. La realidad es que se lleva años trabajando para que Nutriscore no afecte negativamente a productos como el aceite de oliva en España.

En el último trimestre de 2018 saltó la noticia de que pronto podría llegar a España el nuevo modelo de etiquetado frontal de los alimentos. Todos medios de comunicación y noticias digitales exprés decían frases del estilo: nutricionistas en contra del nuevo etiquetado del semáforo Nutri-Score. Se hizo hincapié en lo desproporcionado e injusto que era este nuevo modelo para alimentos tan saludables y a la vez importantes para nuestra economía como es el aceite de oliva. Y estos titulares tenían razón, era un disparate. Al final fue una noticia pasajera, sin más. Pero la realidad es que se continuó estudiando el tema para mejorarlo y adaptarlo de manera adecuada en España.

En abril de 2019 tuvo lugar en Albacete el I Congreso de la Sociedad Científica Española de Dietética y Nutrición (SEDYN) junto con el Colegio Oficial de Nutricionistas de Castilla la Mancha (CODINCAM), donde se dieron a conocer los avances de Nutri-Score a través de Mª Ángeles Dal Re Saavedra, de  la Agencia de Española de Seguridad Alimentaria (AESAN).

Para esa fecha, Nutri-Score ya se defiende como una herramienta de salud pública capaz de proporcionar información clara y sencilla al consumidor, para que de manera muy visual tenga una idea rápida de la calidad nutricional de los alimentos y bebidas. Promueve así mejores decisiones a la hora de hacer la compra, contribuyendo a que se lleve una alimentación más saludable. En el Congreso también se afirmó que desde AESAN se promovería que España tuviese pronto este nuevo etiquetado frontal, pero adaptado a productos esenciales de la dieta mediterránea, como es el aceite de oliva, que ha demostrado con numerosísima evidencia científica sus beneficios para la salud del consumidor. Desde 2019, AESAN también ha impulsado a distintos sectores de la industria alimentaria para la reformulación de sus productos y que así puedan adaptarse de manera más favorable al nuevo etiquetado, pero sobre todo para conseguir unos mejores objetivos de salud pública.

Nutri-Score, no forma parte de ningún reglamento de la unión Europea, al no ser un modelo implantado en todos los países, por este motivo es voluntario y no obligatorio. En países como Alemania, Bélgica o Francia ya llevan años con el y otros países como Brasil o Chile tienen sus propios modelos de etiquetado frontal. Sobre que sea obligatorio se habló en campus de Chamartín del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, en enero de 2020, justo antes que estallase la pandemia. En este momento ya existía un consenso solido entre sociedades científicas, expertos en Salud Pública y Nutrición y organizaciones de consumidores para el avance en la implementación de Nutri-Score.

Esta misma semana, ya en 2021, ha vuelto a saltar la noticia de la implantación de Nutri-Score, y nuevamente los medios de comunicación y noticias digitales exprés  han viralizado la noticia estilo: nutricionistas en contra de Nutri-Score y dejando entre abierto el debate de las injusticias con el aceite de oliva. Cuando la realidad es que se lleva años trabajando para que el modelo se adapte de la mejor forma posible al mercado Español y precisamente el matiz del aceite de oliva ha sido una de las mayores disputas para que sea bien calificado o incluso sacar del etiquetado a alimentos de un solo ingrediente, poco procesados y con relevante evidencia científica de beneficios para nuestra salud.

Es muy difícil crear un etiquetado que llueva a gusto de todos, pero sobre todo debe llover al beneficio del consumidor. El actual que tenemos basado en cantidades diarias orientativas, promovido exclusivamente por la industria, es ilegible, no aclara al consumidor medio absolutamente nada, y está muy alejado de servir como herramienta de salud pública para una mejor elección de productos. Hay que insistir en que actualmente el consumidor final es el máximo demandante de una etiqueta clara, rápida y sencilla de interpretar, de ahí el éxito de descarga de aplicaciones móviles como Yuka que precisamente se basa en la interpretación de Nutri-Score o El coco, que e basa en Nutri-Score y el sistema NOVA.

Los nutricionistas precisamente, somos los primeros que estamos a favor de buenos etiquetados que ayuden a mejores elecciones al consumidor, y Nutri-Score, con sus fallos, es lo más decente que se ha presentado hasta ahora y está respaldado por evidencia científica. En Kibini hemos creado nuestro propio etiquetado con un algoritmo mejorado basado en el de Nutri-Score y NOVA para ayudar al consumidor a elegir los mejores productos, lo estamos validando de manera independiente gracias a las bases de datos de Open Food Facts, y sí, da bien hasta el aceite de oliva.

 

Kibini|nutrition en instagram: https://bit.ly/2NqAshO 

Autor: Jose Luis Díaz Cruz

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